Equidad digital
¿Por qué equidad digital?
Cuando el mundo se volvió virtual, nos dimos cuenta rápidamente de que muchos en nuestra comunidad, incluidos nosotros mismos, nos quedamos atrás, luchando por conectarse y participar. Esta marcada brecha digital no era solo un inconveniente; era una cuestión urgente de equidad. En el Healing and Justice Center (HJC), creemos que la equidad digital es una piedra angular de la sanación y la justicia. El acceso a Internet asequible y de alta calidad no es un lujo; es esencial para la educación, la atención médica, el empleo, el mantenimiento de vínculos comunitarios significativos y el bienestar general. Sin él, las comunidades, especialmente aquellas históricamente marginadas, quedan vulnerables e incapaces de participar plenamente en el mundo digital actual y, a medida que la tecnología continúa mejorando y expandiéndose, estas mismas comunidades se quedarán cada vez más atrás, marginadas, oprimidas, segregadas y traumatizadas.
Nuestro compromiso con la equidad digital se basa en la comprensión de que el acceso al mundo digital es vital para el bienestar. Al garantizar que todos, independientemente de su origen, tengan las herramientas y la conectividad que necesitan, derribamos barreras y fomentamos oportunidades de sanación, crecimiento y empoderamiento colectivos.
*Para mayor accesibilidad, nuestros servicios y programas se ofrecen en persona, en línea y/o en modelos híbridos, así como en inglés y español para atender nuestras áreas de enfoque comunitario.
Sanación a través de la conexión
La equidad digital no se trata solo de tecnología; se trata de crear las condiciones para que las comunidades prosperen. A medida que más servicios y recursos pasan a estar en línea, la brecha digital profundiza las desigualdades sistémicas. En HJC, sabemos que la verdadera justicia requiere garantizar que todas las personas tengan la infraestructura, la alfabetización y los recursos digitales necesarios para tener éxito.
Una comunidad conectada es resiliente. Cuando las personas pueden acceder a los servicios que necesitan y relacionarse entre sí, están mejor preparadas para sanar el trauma, crear redes de apoyo más sólidas y buscar la justicia en todas las áreas de la vida.
ROMPIENDO EL MONOPOLIO DIGITAL
En el condado de Los Ángeles, el dominio de Charter/Spectrum, que controla más del 80% de los servicios de Internet, pone de relieve una lucha moderna por la independencia digital. Este monopolio restringe dónde y cómo se prestan los servicios e infla los costos, lo que afecta desproporcionadamente a las comunidades más vulnerables. Así como una sola tienda con un poder excesivo puede fijar los precios de los productos básicos, esta falta de competencia impone cargas indebidas a quienes menos pueden soportarlas.
Además, los proveedores de servicios de Internet (ISP) como Charter, Frontier y AT&T no están regulados como el agua, el gas y la electricidad. Esta falta de regulación les permite decidir qué servicios prestar, cuánto cobrar y dónde invertir en infraestructura, priorizando a menudo las ganancias por sobre las necesidades de quienes realmente requieren esos servicios.
DEFENDIENDO INTERNET COMO DERECHO HUMANO
HJC entiende que estar conectado digitalmente es esencial para la educación, el empleo, la salud, la familia y para satisfacer otras necesidades básicas. Buscamos garantizar que todos tengan acceso asequible a Internet de calidad (banda ancha). Creemos que el acceso a Internet es un derecho humano y debe regularse como un servicio público y no como un lujo.
Al participar activamente en los esfuerzos a nivel local, estatal y federal, nos esforzamos por garantizar que las empresas de Internet no discriminen en términos de precio, calidad del servicio y acceso.
Además, abogamos para que las comunidades de bajos ingresos tengan acceso a los dispositivos y la alfabetización digital necesarios para navegar con éxito en Internet.
Empoderando a cada hogar para un futuro próspero
Sin acceso a Internet asequible y de calidad, muchas personas se quedan atrás en materia de educación, oportunidades laborales y acceso a servicios esenciales. Imaginemos un mundo en el que todos los hogares tengan Internet de alta velocidad: los niños pueden aprender sin barreras, las madres pueden acceder a recursos sanitarios y las familias pueden prosperar en una sociedad digitalmente equitativa.
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